Con ocasión del Día Internacional de la Mujer 2024, reproducimos el artículo titulado Apoyemos a las mujeres y niñas que luchan por sus derechos en África, de Berthilde Gahongayire, Directora Regional de ONUSIDA para África Occidental y Central.

Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la Directora Regional de ONUSIDA en África se ha dirigido a las mujeres en un artículo que pretende la toma de conciencia para la lucha por la igualdad. En un mundo que enfrenta desafíos sin precedentes, el Día Internacional de la Mujer, el 8 de Marzo, es un conmovedor recordatorio del coraje y la resiliencia de las mujeres y niñas que están a la vanguardia de la lucha por sus derechos.

-"En este Día Internacional de la Mujer, al reflexionar sobre los avances logrados y los desafíos futuros, es obvio que la lucha por la igualdad de género sigue siendo más crucial que nunca. Ante estos desafíos, es imperativo que nos unamos para apoyar y amplificar las voces de las mujeres y las niñas, para evitar poner en peligro el progreso logrado con tanto esfuerzo, los compromisos establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, pero también los principios fundamentales de igualdad y justicia".

El tema del Día Internacional de la Mujer de este año, "Invertir en las mujeres: acelerar el progreso", resuena profundamente en un mundo que lidia con crisis multifacéticas. Ya se trate de disparidades económicas o marginación política, las mujeres siguen soportando la peor parte de las desigualdades sistémicas. Ante estos desafíos, invertir en las mujeres no es solo un imperativo moral, sino también una necesidad estratégica.

Hagámonos la pregunta: ¿cómo podemos enfrentar estos desafíos? ¿Cómo podemos garantizar un futuro mejor y más seguro donde se respeten y se tengan en cuenta los derechos de nuestras hijas? La respuesta radica en profundizar nuestra comprensión de las causas subyacentes de este declive y en tomar medidas concretas para remediarlo.

Uno de los problemas más urgentes que enfrentamos es la creciente amenaza de pobreza extrema entre mujeres y niñas. Si continúan las tendencias actuales, más de 342 millones de mujeres y niñas podrían vivir en la pobreza extrema para 2030. Las mujeres, especialmente las de comunidades marginadas, son las primeras víctimas de estas disparidades, enfrentadas a un acceso desigual a la educación, la atención médica y las oportunidades económicas.

En África occidental y central, el número de mujeres que viven con el VIH duplica al de hombres del mismo grupo de edad.

Esta alarmante estadística destaca la urgente necesidad de que los gobiernos prioricen el financiamiento sensible al género y aumenten el gasto público en servicios esenciales y protección social. Al invertir en programas que mejoren y empoderen económicamente a las mujeres, podemos romper el ciclo de la pobreza y crear caminos hacia la prosperidad para comunidades enteras.

Además, es esencial reconocer y valorar las importantes contribuciones que las mujeres hacen a las economías de todo el mundo a través del trabajo en el hogar, ya sea remunerado o no. A pesar de asumir la mayor parte de las responsabilidades familiares, las mujeres a menudo se encuentran marginadas del discurso económico. Al asignar un valor monetario al trabajo doméstico no remunerado y al implementar políticas que promuevan una distribución equitativa de las responsabilidades familiares, podemos garantizar que las contribuciones de las mujeres sean reconocidas y compensadas.

Invertir en las mujeres no se trata solo de abordar las disparidades económicas; también se trata de fomentar una sociedad más inclusiva y justa para todos. El empoderamiento de las mujeres está íntimamente relacionado con un progreso social más amplio, incluido el progreso en las áreas de educación, atención médica y representación política. Cuando las mujeres están empoderadas, las sociedades prosperan y abundan las oportunidades para todos.

Sin embargo, lograr la igualdad de género requiere algo más que una inversión financiera; requiere un compromiso colectivo, especialmente si queremos desmantelar las estructuras patriarcales y desafiar las normas de género arraigadas. Esto requiere que nos solidaricemos con las comunidades marginadas y que amplifiquemos la voz de aquellos que históricamente han sido silenciados.

Hoy, debemos cuestionar los discursos erróneos que perpetúan la discriminación contra las mujeres y las niñas. Debemos rechazar la idea de que los derechos de las mujeres van en contra de la cultura y la tradición y abogar por políticas que promuevan la inclusión y el empoderamiento para todos.

La protección de los derechos de todas las personas, independientemente de su género o identidad, es esencial para promover el bienestar y la igualdad para todos.

En este momento crítico, debemos reafirmar nuestro compromiso de apoyar a las mujeres y las niñas en la primera línea de la lucha por los derechos. Debemos amplificar sus voces y fortalecer alianzas interseccionales para defender los derechos de todas las personas, independientemente de su género, raza u origen.

Al conmemorar el Día Internacional de la Mujer, renovemos nuestro compromiso con el trabajo inacabado por la igualdad de género. No olvidemos que la lucha por la igualdad de género nos pertenece a todos. Se trata de un esfuerzo colectivo que requiere una solidaridad inquebrantable y una acción decidida.

Celebremos la resiliencia y el coraje de las mujeres y niñas de todo el mundo que lideran la carga del cambio. Y reconozcamos que al invertir en las mujeres, no solo estamos acelerando el progreso; estamos construyendo un futuro en el que todas las personas puedan prosperar, un mundo más equitativo, en el que todas las mujeres y niñas puedan desarrollar todo su potencial. ¡Estamos presionando por la inclusión!”.

Texto: Clemente Ela Ondo Onguene (DGPEPGIW)
Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial

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