La Asamblea General de las Naciones Unidas se ha reunido en su sede de Nueva York, para escuchar el informe anual del Secretario General de la Organización, Antonio Guterres. Centrado en la labor de la ONU y las prioridades para el presente 2024, entre otros asuntos, esta sesión plenaria ha contado con la presencia de la delegación de nuestro país, encabezada por Anatolio Ndong Mba, Embajador Representante Permanente de Guinea Ecuatorial ante las Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York. En la misma jornada, se llevó a cabo, en la Asamblea General, una sesión espacial en memoria del recién fallecido presidente de la República de Namibia, Su Excelencia Hage Gottfried Geingob.

Durante el informe, Antonio Guterres afirmó que, si bien “la paz es nuestra razón de ser, esta es exactamente lo que falta de manera dramática en el panorama del mundo actual”. “La gente quiere paz y tranquilidad”, enfatizó.

A pesar de las turbulencias de los tiempos actuales, el Secretario General de las Naciones Unidas recordó que “hay motivos para la esperanza”, citando ciertos avances como la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde los líderes mundiales respaldaron un estímulo para los ODS; el Tratado sobre Biodiversidad Fuera de la Jurisdicción Nacional (Tratado de Alta Mar); y el Fondo de Pérdidas y Daños.

El máximo responsable de la ONU citó además el acuerdo del Consejo de Seguridad para respaldar las operaciones de imposición de la paz y antiterrorismo dirigidas por socios regionales, en particular la Unión Africana, con mandatos del consejo y respaldados por contribuciones considerables. Además, el nuevo Órgano Asesor de Alto Nivel sobre Inteligencia Artificial (IA) lanzó una estrategia global sobre “cómo esta tecnología omnipresente en estos momentos puede beneficiarnos a todos”.

En el mismo orden, citó la Cumbre del Futuro del mes de septiembre 2024 que, según Guterres, ofrece “una oportunidad de dar forma al multilateralismo en los años venideros”. Para las personas actualmente atrapadas en conflictos en varias partes del mundo, advirtió: “la vida es un infierno mortal, cotidiano y hambriento”.

La situación en Gaza es “una herida supurante en nuestra conciencia colectiva”. Nada justifica los horrendos ataques terroristas lanzados por Hamas contra Israel el 7 de octubre, ni tampoco hay justificación alguna para el castigo colectivo del pueblo palestino. Y subrayó que las operaciones militares israelíes han resultado en destrucción y muerte en Gaza “a una escala y velocidad sin paralelo desde que asumí el cargo de secretario general”. La situación requiere urgentemente un alto el fuego humanitario inmediato y la liberación incondicional de todos los rehenes, lo que rápidamente conducirá a acciones irreversibles hacia una solución biestatal.

Para Ucrania reiteró el llamamiento a una paz justa y sostenible, en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. Además, expresó su apoyo a los pueblos del Sahel, el Cuerno de África, Libia, la República Democrática del Congo, Yemen, Myanmar y Haití; todos estos países enfrentan en la actualidad diversos grados de terrorismo, anarquía, conflicto e inseguridad alimentaria aguda.

También advirtió que el Consejo de Seguridad, la plataforma principal para las cuestiones de la paz global, está estancado por fisuras geopolíticas; no es la primera vez que se divide, “pero es la peor”. Se están desarrollando nuevos ámbitos potenciales de conflicto y armas de guerra sin barreras, “creando nuevas formas de matarse unos a otros y de que la humanidad se aniquile a sí misma”. “El consejo debe volverse más representativo, ya que el continente africano sigue esperando un asiento permanente, lo cual debe llevar a la actualización de los métodos de trabajo de este importantísimo órgano, para que pueda avanzar, incluso en momentos en los sus miembros se encuentran profundamente divididos”.

Dado el antisemitismo, la intolerancia antimusulmana, la persecución de las minorías cristianas y la ideología supremacista blanca actualmente en aumento, y que seis de cada siete personas temen por su futuro, Antonio Guterres pidió la renovación del contrato social, basado en la confianza, la justicia y la inclusión, anclado en los derechos humanos. La ONU está avanzando en su llamamiento a la Acción por los Derechos Humanos y “trabajando por la participación y el liderazgo plenos e igualitarios de las mujeres en todos los sectores de la sociedad, y con urgencia”, afirmó.

La organización también está presionando a las empresas de tecnología para que asuman su responsabilidad y dejen de amplificar y beneficiarse de la difusión de información errónea tóxica. El próximo Código de Conducta para la Integridad de la Información, que se publicará antes de la Cumbre del Futuro, ayudará a los tomadores de decisiones a hacer que el espacio digital sea inclusivo y más seguro para todos, al tiempo que defenderá el derecho a la libertad de expresión.

Advirtiendo que los conflictos están avivando más desigualdades e injusticias, subrayó “la historia de dos canales”. El comercio a través del Canal de Suez ha disminuido un 42 % desde el inicio de los ataques hutíes contra el transporte marítimo en el Mar Rojo hace más de tres meses. Mientras tanto, el comercio a través del Canal de Panamá ha disminuido un 36 % en el último mes, debido a los bajos niveles de agua, un subproducto de la crisis climática.

Sea cual fuere la causa del conflicto climático, el resultado es el mismo: interrupción de las cadenas de suministro globales y aumento de los costos, siendo las economías en desarrollo particularmente vulnerables a estas perturbaciones. “Las perspectivas económicas globales actuales ignoran en gran medida al elefante en la habitación”, aludió. Los países en desarrollo están experimentando su peor media década desde principios de los 90, y los países más pobres del mundo van a deber más en servicio de la deuda para el 2024 que su gasto público en salud, educación e infraestructura combinadas, afirmó.

También pidió un estímulo para los ODS de 500.000 millones de dólares anuales en financiación asequible a largo plazo, para los países en desarrollo y un nuevo empuje del Bretton Woods. La arquitectura financiera actual es obsoleta, disfuncional e injusta y favorece a “los países ricos que la diseñaron hace casi 80 años”. “La Cumbre del Futuro considerará la necesidad de reformas profundas”.

Sobre aprovechar el poder de la tecnología, señaló que la Inteligencia Artificial (IA) generativa es la herramienta potencial más importante para construir economías y sociedades inclusivas, verdes y sostenibles, pero ya está creando riesgos en torno a la desinformación, la privacidad y los prejuicios, y se concentra en muy pocas empresas, e incluso en pocos países.

Citó al Órgano Asesor de la ONU sobre IA y pidió a la comunidad internacional actuar rápidamente para garantizar barreras de seguridad y estándares éticos adecuados, promover la transparencia y desarrollar capacidades en los países en desarrollo. La IA “fue creada por humanos y siempre debe estar bajo control humano”, afirmó.

En cuanto al cambio climático, advirtió: “La humanidad ha librado una guerra que sólo podemos perder: nuestra guerra con la naturaleza”. Limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC exige reducir las emisiones en un 45 % para 2030, en comparación con los niveles de 2010, y alcanzar un máximo en 2025. Destacando la buena noticia de que "nunca hemos estado mejor equipados para prevenir el colapso climático", afirmó que para 2025, todos los países deben comprometerse con nuevos planes climáticos nacionales alineados con el límite de 1,5ºC. Los nuevos planes nacionales deberían trazar una transición justa hacia la energía limpia, respaldada por políticas y regulaciones sólidas, desde un precio efectivo del carbono hasta el fin de los subsidios a los combustibles fósiles. Para los países en desarrollo, esta es una oportunidad de crear planes climáticos nacionales que funcionen como planes de transición y de inversión: atrayendo capital e inversiones y trazando una transición justa hacia un futuro neto cero.

-“La era de los combustibles fósiles está en sus últimas etapas”, afirmó, y exige triplicar la capacidad mundial de energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030. Esto significa trabajar para garantizar que la producción y el comercio de minerales críticos para las transiciones energéticas sean justos y sostenibles para proporcionar el máximo valor añadido en los países que suministran las materias primas en primer lugar. Una transición justa requiere además medidas urgentes para desbloquear la financiación que los países en desarrollo necesitan para superar la dependencia de los combustibles fósiles y, al mismo tiempo, llevar energía limpia a todos.

Citó el Pacto de Solidaridad Climática, instando a los grandes emisores a reducir sus emisiones y a los países más ricos a apoyar a las economías emergentes para que lo hagan. Al acoger con satisfacción el compromiso de Brasil de aunar los debates sobre el clima y las finanzas como presidente del Grupo de los 20, llamó a los países desarrollados a aclarar la entrega de los 100.000 millones de dólares, mientras que en la 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático todos los países deben ponerse de acuerdo sobre un nuevo y ambicioso plan climático.

Reconociendo que se trata de “una agenda completa”, afirmó que “cada elemento se conecta con el más esencial de todos los esfuerzos humanos: la búsqueda de la paz”. Mientras las guerras destruyen, la paz construye. Sin embargo, si bien “en el mundo convulsionado de hoy, construir la paz es un acto consciente, audaz e incluso radical”, afirmó que es la mayor responsabilidad de la humanidad, que pertenece a todos. “En este momento difícil y dividido, cumplamos con esa obligación para hoy y las generaciones futuras. A partir de aquí. Comenzando ahora mismo", concluyó.

Fuente: Tobías Ramos Nkulu Nchama (Agregado de Prensa de Guinea Ecuatorial en la ONU)
Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial

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