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Nuevo número de la revista Panáfrica

abril 18, 2011
Noticias

En esta ocasión, el editorial de Panáfrica analiza el poco uso de la cultura del diálogo, tan defendida en los foros internacionales, pero tan poco utilizada a la hora de la verdad. Cándido Ondo Nchama, Director-editor de Panáfrica realiza este análisis en el nuevo número de la revista, que también examina otros asuntos de actualidad.

La decadencia de la cultura del diálogo frente a la proliferación de la cultura de la guerra.

No resulta nada ético permanecer como si tal cosa y asumir como algo lógico y natural el lenguaje de la guerra que en estos últimos tiempos está imperando en nuestro mundo de hoy para resolver los conflictos. 

Si hasta hace nada se nos venía educando en la cultura de la paz y la concordia, es incomprensible el que ahora se nos quiera convencer de que la solución a nuestras diferencias, cualesquiera que sean, se encuentra a tiro de un misil o de unos bombardeos desde cualquier ángulo. Sobre todo, cuando está más que de sobra demostrado que una solución de tal índole trae de todo menos aquello que supuestamente se pretende conseguir, que no es ni más ni menos que una paz auténtica y duradera que propicie la sana convivencia entre los individuos.

En nuestra memoria reciente reposan frescos casos sangrantes en los que, bajo la excusa de defender a la población civil y similares, han hecho uso de unos remedios que han resultado ser peores que el propio mal que se pretendía evitar cuando no un estrepitoso fracaso para mayor desdicha de muchísimos inocentes.

Asusta percatarse de que aquellos pueblos y países que para nosotros son la cuna de la democracia y por ello paradigma del parlamentarismo conciliador que siempre abogó por un escrupuloso respeto hacia el contrario, donde la única arma es la expresión oral para allanar desajustes sociales, sean precisamente los que hagan caso omiso de la obligada tolerancia y opten por el uso de las armas con una violencia inusitada y dura para solventar conflictos.

Puede que en un futuro no demasiado lejano alguien quiera explicarle al respetable la utilidad de tantas décadas por sesudas mentes de enseñanzas encaminadas hacia una convivencia democrática en aras de una cultura de la paz entre las gentes de toda clase y condición.

Hasta que esto ocurra, seguiré preguntándome si en casos como los que conocemos no ha sido peor el remedio que la enfermedad por el número de vidas humanas absurdamente perdidas por la causa; o si, por el contrario, no habría sido mejor con diferencia haber optado por la vía del diálogo por más tiempo que ésta hubiera durado y por más escabrosa que ella hubiera sido para conseguir óptimos objetivos.

Si, después de todo, lamentablemente resulta que el mensaje es que para solventar cualquier conflagración social habrá que recurrir al ejercicio de las armas, ¿dónde están la novedad y la evolución mental de nuestra especie que tanto gustamos de presumir?

El ser humano que siempre compartió con las demás especies el uso de la fuerza bruta durante centurias de ignominia y la sinrazón, con lo que vemos últimamente parece haber decidido retroceder en el tiempo y hacer de su capa un sayo optando por la ley del más fuerte en la resolución de los conflictos que le acechan dentro de su entorno social.

Vivo con enorme preocupación y desasosiego la decadencia de la cultura del diálogo frente a la proliferación de la cultura de la guerra imperante en nuestra sociedad de hoy. ¿Reconoceremos alguna vez, los unos y los otros, la inutilidad de la violencia para resolver nuestras diferencias?.

Cándido Ondo Nchama

Director-Editor de Panáfrica.

Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial.